Después de escribir algunas veces (quizás un año o más?) me vengo a dar cuenta que en el intento semi-inconciente de imitar a Poe terminé en acercándome a Proust. Y parece que la enfermedad avanza más rápido, adiós vocabulario, se me van las palabras, simplemente palabreo con simpleza cada palabra por simple que esta sea. A veces me encuentro mirando al techo y no se cuanto tiempo pasó, solo se que afuera está oscuro y que otra vez no desperté, pero tampoco dormí. Así ha sido la tendencia: dormir más y pasar menos tiempo despierto, como si semi-inconcientemente me preparara para descansar, por fin. A veces cosas logran tenerme atento por un tiempo, como la vez que creí tener una pequeña victoria, pero vuelto a la razón entendí que las cosas cambian cuando te pones viejo, que bueno y malo no son cosas de gran importancia, al menos no cuando noventa y cuatro es el número. Al final las cosas son como son, creo que cinco son las partes en las que se quebró el corazón, cinco trizaduras principales. En algún momento pensé que sería bueno hacer algo malo para lograr algo bueno, pero ahora que se que no importa, entonces no importa. Lamento que ambas hipocresías, para obtener lo que se desea, tengan tan distinta manifestación, creí que imitaba cuando en realidad yo soy la fuente de la desviación. Pero no importa, yo podría estar feliz por ti ¿Porqué no puedes estar feliz por mi? Voy a estar bien, y tu también. Ambos haciéndolo mal, pero bien. Felizmente no importa, no importa bien, no importa mal. Al principio esto fue aterrador, ahora solo es liberador. Ahora veo con calma que haber perdido todo, despojado o dejado, me liberó de cualquier carga, ahora puedo irme a dormir en calma.
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